El señor Eager no resistió la oportunidad de mostrar su erudición.
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Non fate guerra al maggio -murmuró-. "No guerreéis contra mayo" sería el sentido correcto.
-Lo que importa es que hemos guerreado con él. Miren. -Señaló al valle del Arno, que era visible muy por debajo de donde se hallaban, entre árboles que empezaban a florecer-. Ochenta kilómetros de primavera, y hemos subido para admirarlos. ¿Suponen ustedes que existe alguna diferencia entre primavera en la naturaleza y primavera en el ser humano? Pero ahí nos tienen, alabando una y condenando otra por impropia, avergonzados de que las mismas leyes funcionen eternamente en ambos casos.
Una habitación con vistas
E. M. Forster